La historia de Karen
A Karen le diagnosticaron el VIH el 21 de julio de 2011. Joven, soltera y madre de un hijo, se sintió desolada por la noticia de su diagnóstico. Se negaba a tomar la medicación porque le recordaba constantemente que era seropositiva. Karen también tuvo dificultades para compartir su diagnóstico con amigos y familiares. Se sentía asustada y sola. El gestor de casos médicos de Karen la puso en contacto con un grupo de apoyo de Palmetto Community Care y con servicios de pares. Comenzó a tomar su medicación de forma sistemática y a acudir a sus citas médicas. Al cabo de varios meses, Karen consiguió la supresión del virus.
Karen empezó a compartir su historia y a convertirse en defensora de otras personas que viven con el VIH. En 2017, ganó una beca de la Iniciativa Joven para asistir a la Conferencia de Estados Unidos sobre el Sida en Washington, D.C.
La historia de Ashia
Ashia tiene 61 años y le diagnosticaron el VIH en 2004. Ashia consumía alcohol, crack y marihuana desde los 30 años. Estaba en paro, con una situación de vivienda inestable y sin ningún sistema de apoyo. Se puso en contacto con Palmetto Community Care en busca de ayuda y acabó sobria en 2009.
Tras sufrir un ictus en 2015, Aisha estaba decidida a seguir adelante. Comenzó a tomar clases de codificación médica, se graduó y se mudó a Carolina del Norte. Su nueva situación no era propicia para su sobriedad, así que regresó a Charleston y volvió a conectar con Palmetto Community Care y sus proveedores médicos. Hoy, Ashia está feliz y sana y su carga viral sigue sin detectarse. Le encanta su trabajo como asistente sanitaria en un hogar de grupo para adultos vulnerables.
La historia de Ava Rose
Ava Rose se mudó a Carolina del Sur para estar con su cónyuge, pero poco después él la abandonó. En 2012, se puso en contacto con Palmetto Community Care y con una iglesia local, donde encontró un sólido sistema de apoyo. Sin embargo, Ava siguió luchando con la vivienda, pasando de la casa de un amigo a otra durante cuatro años.
A pesar de estas dificultades, Ava acudió a todas sus citas médicas y sigue teniendo el virus suprimido. Con la ayuda de su gestor de casos, Ava consiguió finalmente que le aprobaran un apartamento a través del programa de ayuda al alquiler basado en la tenencia. Sin nuestra ayuda, habría regresado a su ciudad natal, donde la atención sanitaria es insuficiente para sus necesidades médicas únicas. Después de tantos años desplazada, Ava se alegra de tener un lugar al que llamar hogar.